Héctor Rivoira es para Atlético lo que Cupido para los solterones. Es la unión entre el amor eterno y la fidelidad del hincha por un club que conoció las mieles del fútbol grande de Primera gracias a su gestión desde el pizarrón, al costado de la cancha. Pasó un lustro de la única visita del “decano” a la A, y como no podía faltar ese recuerdo en el 112° aniversario de la institución, “Chulo” fue uno de los congratulados el sábado.
El loco DT que sabe cortar partidos cuando la tormenta acecha y que vive el fútbol a la intensidad de un fondista de 1.000 kilómetros, jura ser otra persona pero en el mismo cuerpo. Creció. “Estoy en una etapa de mi vida muy consolidada, de saber lo que quiero. Estoy instalado en Tucumán con mi familia, cosa que no hice en ninguna otra provincia cuando fui a dirigir. Ni cuando estuve en mi primer etapa en Atlético lo hice. Así que, bueno, la idea del futuro esta puesta acá, ojalá que las cosas sigan como hasta ahora. Estamos por el buen camino y no debemos corrernos”, habla como un “decano” de nacimiento Rivoira, el que, si todo sale bien en la B Nacional, pronto se convertirá, quizás, en el máximo ídolo de la institución.
¿Sale pedido de estatua de los hinchas? “Ja, ¡No empecemos! Lo que me gustaría es que todos estemos en diciembre en Primera. Es el sueño que todavía no se ha cumplido”, pide paciencia el DT, cuyo ojo clínico para seleccionar a los refuerzos no falló en esta ocasión. “No se trata de buen ojo, se trata de que ellos, los jugadores, han cumplido a rajatabla lo que hablamos. Están jugándosela por Atlético y es lo que quería”, asegura el padre de este equipo con cierto parecido al que condujo Luis Rodríguez con sus goles en la temporada 2008/9. “No lo sé. Para mí, se está gestando algo muy parecido. Es un muy buen grupo que piensa en atacar, un grupo que piensa en el arco del frente. Eso es convencimiento. Pero a veces si no tenés un buen grupo y un buen vestuario, por más que hagas lo que hagas, no llegás. Y acá creo que fue clave todo eso”.
“Chulo” nació en Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, pero Tucumán lo sedujo cómo él lo hizo con sus flechazos de fútbol a los hinchas. “Me siento como en casa acá. A mi señora, Susana, antes venirse conmigo, le decía, ‘vas a ver lo que es esto’. Ahora lo está viviendo y no lo puede creer. Fijate lo que fue ella en el almuerzo del club. Sacó fotos, filmó, le mostró a mis hijos cómo estamos acá. Ella no es así. Y creo que ese cambio se debe al cariño que recibimos a diario”, agradece quien mira el proyecto a largo plazo. “Atlético es un diamante en bruto que todavía no fue pulido. Y creo que si ascendemos, sería un paso gigante para todo lo que pueda venir. Ojalá sea parte de ese resurgimiento de un Atlético que ya no sólo sea grande en el norte sino a nivel país. Atlético puede ser una institución de la buenas”, mira con fe el futuro el técnico, al punto de no saber ni cuándo vence su contrato en 25 de Mayo y Chile. “Ni hablamos de ese tema. Es más no sé cuándo termina mi vínculo en el club porque no es importante ahora. Primero cumplamos el objetivo, después veamos qué hacemos nosotros. Ojalá haya ‘Chulo’ para rato. Ojalá, porque es mi idea también”.